lunes, 10 de mayo de 2010

Amado

Oh mi amado Señor,
Mi sagradisimo Rey 
y supremo redentor
sea pues en mi tu ley
para que me des tu amor.

Sean mis pies, tu calzado,
mis cabellos, tus ropajes,
mis lagrimas tu lavado,
¡y mi corazón vendajes!
Para tí, mi Rey amado.

No temo, mi Rey, el fin;
porque cada día menos,
es un día mas hacía ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario